Desaparición forzada

Guatemala y Argentina son los dos países de América Latina con los índices más altos de desapariciones forzadas durante las dictaduras que vivieron en el siglo XX. La desaparición forzada fue una práctica común entre los Estados para reprimir a las voces disidentes a los gobiernos en turno. 

Los grupos más afectados por el Estado represor fueron estudiantes universitarios, líderes campesinos y sindicatos. También, se incluían catedráticos universitarios, escritores, periodistas y líderes políticos opuestos al régimen en turno.

En el caso de Guatemala, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) concluyó que las víctimas del conflicto sumaban unas 200 mil personas, incluyendo a 45 mil desaparecidos. La represión se agudizó en el país entre la década de los 70s y 80s durante los gobiernos de Romeo Lucas García, Efraín Ríos Montt y Oscar Humberto Mejía Victores.

En estos periodos se dieron la mayor cantidad de desapariciones forzadas. Se convirtió en una práctica sistemática con el objetivo de desmantelar cualquier forma de organización que amenazara o perjudicara el gobierno en turno.