Antecedentes
Origen del GAM
El 4 de junio de 1984, el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) fue oficialmente fundado por esposas, madres y otros familiares de personas víctimas de desaparición forzada.
Durante la dictadura del general Efraín Ríos Montt y Oscar Humberto Mejía Víctores en la década de los 80s se cometieron graves violaciones a los derechos humanos entre la población indígena y la sociedad civil de Guatemala. Este periodo se considera como una de las etapas más cruentas del conflicto armado interno que duró 36 años.
Guatemala vivía en un ambiente de amenaza e impunidad durante el periodo del CAI. Aquellos que cuestionaban las prácticas del gobierno corrían peligro de ser desaparecidos o asesinados. Sin embargo, pese a las amenazas, aquellas personas que buscaban a sus familiares desaparecidos se organizaban para encontrar a sus familiares.
Durante este periodo, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CES) estima que el conflicto dejó 45 mil personas desaparecidas, más de 200 mil muertos y más de un millón de refugiados.
Las mujeres fueron las que buscaban a sus esposos o familiares. Ellas se reunían constantemente en diferentes lugares como las estaciones de policía, morgues, hospitales y cárceles y esos encuentros dieron inicio al Grupo de Apoyo Mutuo. El objetivo principal era que sus familiares aparecieran con vida y tenían la esperanza de que los responsables los liberaran.
Un grupo de mujeres encabezado por Nineth Montenegro, María Emilia García, María del Rosario Godoy de Cuevas, Beatriz Velásquez de Estrada, Raquel Linares, Isabel Choxom, Aura Elena Fartán y Héctor Gómez Calito iniciaron la integración formal del GAM.
La prensa local, a pesar de la censura y el severo control que le imponía el régimen militar, dio cobertura a la fundación del GAM el 20 de junio de 1984. La primera reunión contó con 25 personas, un año después, eran más de 200 personas en búsqueda de sus familiares.
Las y los integrantes del GAM se reunían semanalmente en la casa de las Brigadas Internacionales de Paz; los viernes realizaban marchas y manifestaciones enfrente de las oficinas del Ministerio Público, cerca del Palacio Nacional. Las y los manifestantes llamaban la atención batiendo ollas de cocinar y pipas, exigiendo la aparición con vida de sus familiares.